La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres bajo un techo de cristal ¿quebrado?

Magistrada Dra. Nora Elizabeth Urby Genel
Marzo de 2022

El 8 de marzo de cada anualidad se festeja el Día Internacional de la Mujer, conmemoración que tiene su génesis en diversos movimientos encabezados por mujeres en demanda del reconocimiento a su igualdad laboral frente a los hombres; como sucedió el 8 de marzo de 1875, cuando trabajadoras textiles de una fábrica de Nueva York, Estados Unidos, se manifestaron para alcanzar una igualdad salarial respecto a los hombres y obtener una mejora en sus condiciones laborales1; y el 8 de marzo de 1908, cuando luego de declararse en huelga por mejoras salariales, trágicamente 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica textil Cotton Textile Factory, de Nueva York2.

La omisión en atender la exigencia de igualdad de derechos laborales entre hombres y mujeres, trajo como consecuencia desgracias como el incendio en la fábrica textil Triangle Shirtwaist, el 25 de marzo de 1911, donde 146 mujeres murieron a causa de derrumbes, quemaduras e intoxicación por humo, debido a las pobres condiciones en que laboraban y que les impidió salir de manera segura y oportuna del inmueble afectado3.

Acontecimientos como los narrados, dieron ocasión a que Clara Zetkin, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague en 1920, lanzara la propuesta de conmemorar el Día Internacional de la Mujer en el mes de marzo, con el objetivo de promover la igualdad de derechos, incluso el sufragio para las mujeres.

Finalmente, en 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, a fin de recordar la lucha que han sostenido históricamente las mujeres para gozar del pleno goce de sus derechos sociales y laborales, en condiciones justas y de igualdad frente a los hombres.

Pues bien, considerando que este año se cumple el 114º Aniversario del Día Internacional de la Mujer, podría parecer reiterativo hablar del derecho a la no discriminación y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres; sin embargo, resulta pertinente reflexionar si, en México, efectivamente se ha materializado dicha igualdad.

Al respecto, no está en discusión que en el orden jurídico mexicano se ha buscado reconocer el derecho humano a la efectiva igualdad de oportunidades y de trato entre hombres y mujeres, eliminando toda discriminación basada en el sexo; lo que se corrobora con los artículos 1 y 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como con la expedición de normas como la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres o la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y con la celebración de tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer “CEDAW”, la Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Civiles a la Mujer, la Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer o la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.

No obstante, expertos en la materia han detectado que, con independencia de la normatividad para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, que incluso exige la implementación de acciones afirmativas, persiste de facto un techo de cristal que, atendiendo a normas no escritas al interior de las organizaciones públicas o privadas, así como concepciones basadas en estereotipos y construcciones culturales de las sociedades a través del tiempo, dificulta a las mujeres avanzar en la escala laboral y tener acceso a los puestos de alta dirección4.

Lo anterior, nos conduce a cuestionar: ¿podemos considerar que en México, ese techo de cristal a que hacen referencia los expertos se ha quebrado, o simplemente se ha fracturado? 

Para responder a tal interrogante, no hay mejor elemento que las estadísticas, que permiten detectar objetivamente la posición que guardan las mujeres en el ámbito laboral actualmente en México.  Al respecto, es interesante destacar los siguientes datos:

  1. No ha existido una mujer que haya ocupado el cargo de Presidenta de la República Mexicana; no obstante que del surgimiento del México independiente al presente año, ya han transcurrido 200 años.
  1. De las 20 Secretarías de Estado que integran la Administración Pública Federal5, 9 (45%) se encuentran encabezadas por mujeres.
  1. De las 207 entidades paraestatales que integran la Administración Pública Federal6, solo 37 (18%) son encabezadas por mujeres.
  1. De los 128 senadores que integran la Cámara correspondiente7, 64 (50%) son mujeres.
  1. De los 500 diputados que integran la Cámara correspondiente, 241 (48%) son mujeres8.
  1. De los 11 ministros que integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación9, solo 4 (36%) son mujeres.
  1. De los 1,443 magistrados y jueces que integran el Poder Judicial Federal, solo 324 (22%) son mujeres10.
  1. De las 32 entidades federativas que integran la República Mexicana, solo 7 (22%) son gobernadas por mujeres.
  1. En el sector privado, solo el 31% de las empresas tienen mujeres en sus puestos de alta dirección11.

Tales cifras permiten evidenciar que, con independencia del sector público o privado, en México no podemos considerar que aquel techo de cristal que obstaculiza la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres se ha quebrado, en todo caso, se ha fracturado, pero persiste.

No se pierde de vista que conforme a diversos estudios de investigación o censos, del total de personas que laboran en la Administración Pública Federal, el 49.6% son mujeres y el 50.3%, hombres12, y que de todos los servidores públicos que integran el Poder Judicial Federal, 50.4% son hombres y 49.6%, mujeres13.

Sin embargo, debe tenerse presente que, para garantizar una efectiva igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, resulta indispensable no solo lograr su incorporación en el ámbito laboral, sino también asegurar que tengan la oportunidad y ostenten, en las mismas condiciones que los hombres, cargos o niveles de alta dirección que les permitan encargarse directamente de la toma de decisiones, así como acceder a trabajos con una mejor remuneración.

Respecto de esto último, es dable señalar que según datos del INEGI, las mujeres ocupan apenas el 29% de los empleos mejor pagados en México y solo 388,193 mujeres cuentan con un trabajo que les da ingresos superiores a los $21,255.00 pesos mensuales, lo que representa el 2% del total de la población femenina que trabaja14.

Ante todo ello, queda cuestionarnos ¿por qué si existen normas jurídicas que buscan proteger y garantizar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, mismas que exigen la implementación de acciones positivas para tal fin, ese techo de cristal a que refieren los expertos persiste hasta nuestros días? ¿Qué se requiere adicionalmente para que el mismo se quiebre y no solamente permanezca fracturado?

Estimo que la respuesta es la inclusión y el fortalecimiento de una educación con perspectiva de género, desde el entorno familiar, social y político; incluyendo en los planes y programas de estudio, de todos los niveles educativos, la promoción de una formación libre de estereotipos y construcciones culturales que, en un país como el nuestro, con tradición patriarcal y conservadora, plantean obstáculos en el desarrollo de las mujeres en diversos ámbitos, incluido obviamente el laboral.

Una educación con esa calidad implica además, que se evite cualquier lenguaje, trato, dinámicas o enseñanzas, que puedan fortalecer estereotipos de género y, por el contrario, se adopten estrategias y programas en cada entorno y etapa de desarrollo, donde se incentive la convivencia armónica de respeto y de tolerancia a la diversidad de género, con la consigna de sembrar y fortalecer el respeto a la igualdad de trato y de oportunidades en aras de alcanzar una justicia social.

Como lo expresó Malala Yousafzai, Premio Novel de la Paz 2014, en su discurso al recibir el premio Embajadora de Conciencia 2013: En muchos países las mujeres somos víctimas de abusos sexuales, matrimonios forzados a edad temprana y trabajo doméstico.  No se acepta que son seres humanos.  Se les considera seres inferiores, se les desatiende y se les margina.  A las mujeres se les priva de su derecho básico a la igualdad y la justicia… No estoy aquí, como todos, para entrar en detalles sobre los problemas a los que nos enfrentamos.  Estoy aquí, como todos, para buscar una solución a estos problemas.  Y puede que ustedes se estén preguntando: ¿cuál es la solución? Yo creo que la única solución es ¡educación, educación y más educación! 15

En este tenor, considero que la implementación de una educación con perspectiva de género, desde el entorno familiar, social y político, contribuirá a la adopción de nuevos patrones valorativos y de conducta y, en contraposición, a la eliminación de concepciones añejas como lo es, a manera de ejemplo, la consideración que las mujeres solo son aptas para atender las labores propias del hogar pues, como lo manifestó en su momento Margaret Thatcher, exprimera  ministra del Reino Unido, cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país.16

Al respecto, me permito citar al Maestro Jesús Torres Gomez, Notario Público #224 en Ciudad de México, quien con motivo de su participación en el Homenaje a la Dra. Olga María del Cármen Sanchez Cordero Dávila, Ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Senadora de la República Mexicana, celebrado en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa el pasado 7 de marzo de 2022, externó lo siguiente: 

Como hombre jamás podré conocer ni entender a fondo los retos, desigualdades, y aún las angustias, complicaciones y preocupaciones que envuelven a la mujer desde su más corta edad y durante toda su vida, en lo físico, psicológico, cultural, económico y espiritual en un mundo patriarcal.  

La metamorfosis de sus cuerpos siendo apenas unas niñas, los temores que el inicio de su fertilidad les ocasiona, la construcción social del género en un mundo patriarcal, los privilegios, el acoso constante y permanente siempre violento, la opresión, la discriminación, los estereotipos creados, el sometimiento como objeto pasivo, erótico y servil, la cosificación, la injusticia, el atropello, el abuso, la violencia, la exclusión económica y laboral, el feminicidio.

Y frente a ello, la sorpresa, el asombro, el despertar, la madurez adelantada, el miedo que destapa al coraje, a la mujer salvaje, al espíritu indomable, al dominio propio, a la fuerza interna, a la inteligencia agudizada, al esfuerzo, al trabajo, a la rebelión, a la furia, a la deconstrucción del género impuesto, las marchas, las consignas, el sol en la cara, el puño apretado, el canto penetrante, la protesta permanente, las manos en los barrotes, las cuatro olas de feminismo del norte y del sur y el tsunami que viene.

Opinión que no podría ser más atinada, porque evidentemente, no puede pretenderse que los hombres conozcan y entiendan perfectamente todos las complicaciones o preocupaciones que enfrentan las mujeres en relación con tales aspectos y sobre todo, aquellos que se encuentran relacionados íntimamente con cuestiones biológicas propias del género.

Adicionalmente, dicha opinión resulta relevante al provenir de un hombre con una actividad destacada en México, como es el notariado, lo que permite inferir que otros hombres podrían compartir ese mismo pensamiento y eso permitirá que se vaya alcanzando esa sensibilización de los hombres sobre las problemáticas que enfrentan cotidianamente las mujeres y de las cuales, no deben mostrarse ajenos. 

En tal virtud, considero que a través de una educación con perspectiva de género, desde el entorno familiar, social y político, se logrará comprender que hombres y mujeres son diferentes en sus características biológicas, pero iguales en derechos y obligaciones, y ello no implica en forma alguna, que unos sean superiores o inferiores que las otras y; por ende, tampoco existe justificación alguna por la que deban recibir tratos diferenciados en el acceso de oportunidades laborales, sino únicamente cuando ello obedezca a las características del perfil del puesto a desempeñar y desatendiendo absolutamente a cuestiones atinentes al género.

Como lo señaló John F. Kennedy, expresidente de Estados Unidos: Yo no digo que todos sean iguales en su habilidad, carácter o motivaciones, pero sí afirmo que debieran ser iguales en su oportunidad para desarrollar el propio carácter, su motivación y sus habilidades.17

Por ende, debe buscarse que, ante las diferencias entre hombres y mujeres, se opte por respetarlas y lejos de realizar exclusiones con base en ellas, enriquecerse de las mismas; como lo señaló Patricia Espinosa Torres, expresidenta del Instituto Nacional de las Mujeres: Valores como la tolerancia y el respeto a las diferencias, aunados al componente del género, propician ambientes democráticos en donde las personas se desarrollan plenamente en lo individual y colectivo, ejerciendo todos sus derechos humanos, sociales y políticos.18
En conclusión, considero que solo con un marco normativo sólido y con la implementación de una educación con perspectiva de género, desde el entorno familiar, social y político, podrá finalmente en México quebrarse el techo de cristal que refieren los expertos, garantizando que, sin desconocer las diferencias o particularidades entre hombres y mujeres, así como los perfiles específicos que puedan requerirse, ambos deben contar con las mismas oportunidades para acceder a empleos bien remunerados y de alto nivel, bajo un solo criterio de preferencia; es decir, su mayor o menor capacidad para desempeñarlos, alcanzando con todo ello en México, una sociedad más justa y equitativa.


1 Sitio web: https://www.marca.com/claro-mx/actualidad/2022/03/06/6224d355268e3e2b138b4592.html <<

2 Sitio web: https://tn.com.ar/general/2022/03/07/dia-de-la-mujer-2022-que-pasara-el-8-de-marzo/ <<

3 Sitio web: https://www.perfil.com/noticias/50y50/el-incendio-espantoso-que-cambio-la-historia-de-los-derechos-femeninos.phtml <<

4 Sitio web: https://www.gob.mx/conavim/articulos/que-es-el-techo-de-cristal-y-que-pueden-hacer-las-empresas-para-impulsar-la-igualdad-de-genero?idiom=es <<

5 Conforme al artículo 26 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. <<

6 Conforme a la relación de Entidades Paraestatales de la Administración Pública Federal, publicada en el Diario Oficial de la Federación 3l 13 de agosto de 2021. <<

7 Sitio web: https://www.senado.gob.mx/64/senadoras <<

8 Sitio web: http://sitl.diputados.gob.mx/LXIV_leg/cuadro_genero.php <<

9 Sitio web: https://www.scjn.gob.mx/conoce-la-corte <<

10 Cifras al 27 de julio de 2021, conforme al Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2021, consultable en el sitio web: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/cnijf/2021/doc/cnijf_2021_resultados.pdf <<

11 Sitio web: https://www.grantthornton.mx/prensa/febrero-2021/mexico-septimo-pais-con-mas-mujeres-en-alta-direccion/ <<

12 Según estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) consultable en: https://imco.org.mx/wp-content/uploads/2021/05/20210511-Mujeres-en-la-APF-ma%CC%81s-alla%CC%81-de-la-foto_Documento.pdf <<

13 Cifras al 27 de julio de 2021, conforme al Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2021 citado previamente. <<

14 De conformidad con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, según artículo publicado en “El Economista”, consultable en: https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Las-mujeres-ocupan-apenas-el-29-de-los-empleos-mejor-pagados-en-Mexico-20210928-0116.html). <<

15 Consultable en el enlace: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/discurso-de-malala-que-nadie-sea-olvidado/#:~:text=Y%20puede%20que%20ustedes%20se,trabajo%20infantil%20y%20la%20desigualdad. <<

16 Sitio web: https://www.larepublica.co/globoeconomia/palabra-de-margaret-thatcher-15-citas-para-recordar-2035806 <<

17 Sitio web: https://www.elnuevodiario.com.ni/blogs/articulo/2267-mujeres-hombres-siglo-xxi/ <<

18 Sitio web: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100837.pdf <<

Magistrada Dra. Nora Elizabeth Urby Genel
Secretaria Ejecutiva del Consejo Directivo de la A.I.T.F.A. y Presidenta de la Primera Sección de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA). -México-

  • Estancia de Investigación Posdoctororal en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, con el tema: “Tribunal Constitucional. Implementación y Funcionamiento en el Sistema Judicial Mexicano”.
  • Estancia de Investigación Posdoctororal en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, con el tema: “El Derecho Humano de Acceso a la Justicia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
  • Doctora en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Master en Derechos Fundamentales, por la Universidad Complutense de Madrid España en coordinación con el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; obtención de grado con mención sobresaliente (honorífica).
  • Maestra en Derecho Fiscal con Mención Honorífica por la Universidad Autónoma del Noreste.
  • Diplomada en Derecho Judicial por la Universidad Austral de Argentina en coordinación con la Universidad Pan- americana.
  • Diplomada en Competencia Económica por el Instituto Autónomo de México (ITAM).
  • Licenciada en Derecho con Mención Honorífica, egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Coahuila, Campus Torreón.
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